Piura ha crecido, y mucho. Se nota desarrollo económico, urbano, industrial, educativo…Sin embargo, el aspecto cultural no crece al mismo ritmo, mucho menos la cultura ambiental. Ríos contaminados, calles sucias, parques descuidados, papeles y montones de basura por doquier… ¿Cómo cambiar esta realidad? ¿Qué planes deben incluir los próximos gobiernos locales y regionales para lograr […]
Por Elena Belletich Ruiz. 15 septiembre, 2014.Piura ha crecido, y mucho. Se nota desarrollo económico, urbano, industrial, educativo…Sin embargo, el aspecto cultural no crece al mismo ritmo, mucho menos la cultura ambiental. Ríos contaminados, calles sucias, parques descuidados, papeles y montones de basura por doquier… ¿Cómo cambiar esta realidad? ¿Qué planes deben incluir los próximos gobiernos locales y regionales para lograr un cambio substancial? La psicóloga María Luisa Ruesta Arce, comenta algunos aspectos de este tema.
La psicóloga y colaboradora docente de la Universidad de Piura hace un análisis del ciudadano piurano. Reconoce que hay personas muy responsables, también con el ambiente pero dice que una gran parte demuestra inmadurez y falta de voluntad para cooperar. ¿A qué se debe esto? “Sucede cuando la persona no sido formada en hábitos de limpieza, aseo y orden, en los primeros años de edad. El uso del bacín o el inodoro para las necesidades fisiológicas, es un acto de cooperación con la mamá dedicada, ordenada y cariñosa. Si esto no se aprende en la infancia, en la adultez regresará a conductas infantiles que ensucian y destruyen”.
Hábitos y conducta ¿ecológicos?
Los hábitos de orden y cooperación se forman en la primera infancia en el ambiente familiar, que influye, pero no determina. Muchas veces, las buenas intenciones de la escuela son anuladas cuando la familia no inculca ni practica buenos hábitos; sin embargo, la sicóloga Ruesta asegura que es posible reeducar a adolescentes y adultos en la comunidad y que el gobierno local puede ayudar en esta tarea. La incultura ambiental se nota, por ejemplo, en el mal uso de los servicios higiénicos y las papeleras que hay en estos; cuando se arroja basura en las calles o colillas de cigarrillos en los pasillos. Al respecto, María Luisa Ruesta resalta el aporte de instituciones como la UDEP: “en sus 45 años de funcionamiento cuida los detalles y los alumnos tienen un ejemplo de limpieza y cuidado. Los centros comerciales modernos y el personal de limpieza, que con perseverancia aportan en la formación de conductas adecuadas entre los usuarios”.
“La conciencia ambiental es un talento que debe desarrollarse para vivir en armonía con la naturaleza. Se debe actuar para resolver problemas y elaborar productos valiosos para conservar, proteger y desarrollar la flora, fauna, el agua, el aire, la atmósfera, etc. Los problemas ambientales y la gravedad del calentamiento global son consecuencia de la irresponsable e irracional acción humana que no se proyecta al futuro ni trasciende de sus tendencias primarias. No hay conciencia de lo importante que es cada elemento de la naturaleza para la propia vida; al atentar contra aquella, el hombre se autodestruye”, anota.
El aporte de la Psicología en los municipios
El área de la Psicología ambiental estudia el comportamiento humano en relación con el ambiente en el que se desenvuelve. “Es un campo relativamente nuevo que por sí solo no puede revertir la falta de cultura ambiental, pero junto a la Educación y otras especialidades se podrían conformar equipos para trabajar con profesionalismo y vocación de servicio, en favor de la convivencia entre el hombre y su entorno al que debe preservar y transformar, sin destruir”.
Las instituciones públicas, especialmente las municipalidades, deben contar –como se hace en países más desarrollados– con un psicólogo ambiental. Conformar equipos para estudiar y desarrollar acciones que frenen la destrucción del medio ambiente. “Son importantes: la comunicación, la motivación y la educación para lograr una cultura ambiental. Se deben priorizar las áreas verdes; evitar la construcción de edificios multifamiliares en zonas vulnerables y escuchar a los vecinos sobre los servicios de agua y alcantarillado que colapsan con las lluvias”.
En otros países, como en el vecino Ecuador se ha alcanzado un nivel mucho mayor, en la educación y cultura ambiental. Desde 1980 han incorporado la Educación Ambiental en el sistema educativo. En España, se dio la Ley orgánica de Ordenación del Sistema Educativo (1990) para la innovación curricular, considerando como tema transversal a la Educación Ambiental. “Han impulsado la capacitación no formal de adultos, para apoyar a las instituciones educativas formales, con madres y líderes comunales. Los resultados están a la vista, las calles limpias, nadie tira basura al suelo ni coloca la basura en cualquier lugar. Los ayuntamientos ponen a disposición de la población grandes recipientes para colocar la basura, separando lo orgánico de lo reciclable (como lo hace la UDEP).
En Piura, hay esfuerzos aislados, en colegios cuya dirección y plana docente tienen conciencia ambiental, enseñando a los alumnos a usar papeleras, a cuidar las plantas y mantener los baños limpios, a pesar de la escasez de agua, en zonas rurales”.
La Psicóloga señala también que urge trabajar sobre los efectos de la contaminación auditiva pues esta disminuye el rendimiento laboral, produce ansiedad y futuras generaciones de sordos. En cuanto a la contaminación del agua, esta afecta la salud, produce ansiedad, estrés, irritabilidad y agresividad, por las sustancias tóxicas que ingiere el hombre directamente o a través de alimentos como el pescado o vegetales contaminados.
Hay que despolitizar los municipios
La especialista muestra su preocupación por la actual situación de los municipios: “en su mayoría están politizados, responden a intereses de grupos, no resuelven los problemas básicos y pierden mucho tiempo. Actúan de espalda a la comunidad, por intereses y rivalidad política; no coordinan ni se ponen de acuerdo en lo que beneficia a la ciudad. Han perdido la brújula y de alguna manera hay que ubicarlos en los problemas reales”, indica.
Explica que el municipio debe ejercer el liderazgo, tener capacidad de convocatoria, objetivos claros, acciones transparentes. “Su misión es escuchar a la población que, aporta con impuestos y arbitrios los recursos para que realice su trabajo. Apoyarse en profesionales éticos e independientes para desarrollar programas preventivos, educativos, motivadores que mejoren la confianza y la colaboración entre las instituciones y la población”.
Políticas y políticos en el cuidado del medioambiente
En lugares que son ejemplo de limpieza, orden y consideración con el ambiente, ha funcionado tocar el bolsillo de los ciudadanos. Las sanciones pecuniarias por echar un solo papel en la calle, extinguieron gradualmente las conductas inadecuadas. “Cuando la población es inmadura, caprichosa y desobediente no se puede apelar a la racionalidad y a la libertad personal; entonces, es aplicable el condicionamiento conductual”. Es necesario que se establezcan las sanciones, pero alguien debe hacerlas cumplir. Existen las juntas vecinales, conformadas por vecinos que se conocen. El Municipio debe prepararlas e implementarlas para que actúen por el bien común.
Ruesta indica que la población espera que la nueva autoridad edil trabaje para mejorar y ampliar la infraestructura, el ornato, la limpieza y la seguridad en las zonas urbanas y rurales. “Se le elige como el primer vecino, para administrar eficientemente los recursos e impulsar el desarrollo integral de la población. Debe empezar por lo básico, lavar la cara, embellecer y ordenar la ciudad; de otro modo no se pueden hacer cosas más complejas. Con parques destruidos, calles y ríos contaminados, mercados y transporte caóticos, difícilmente podrá hablarse de bienestar, de desarrollo cultural y social”.
La tarea es ardua, pero debe ser una responsabilidad compartida por las familias, las instituciones educativas, las autoridades locales y regionales y también por las empresas u otras instituciones locales, regionales y nacionales (como los ministerios de Salud, Educación, Ambiente, Turismo…) Además, “las instituciones universitarias deberían implementar planes y programas sobre cultura ambiental, diplomados y maestrías de calidad, que garanticen un desempeño ético y eficiente.
Piura necesita profesionales que se interesen en la protección, cuidado y conservación del medio ambiente; en la relación armoniosa y justa hombre- ambiente, en el desarrollo de la ética y la inteligencia ambiental. Los gobiernos locales (y todos) tienen (tenemos) bastante que hacer y aprender”.